I. Principios de los milagros
1. No hay grados de dificultad en los milagros. No hay ninguno que sea
más “difícil” o más “grande” que otro. Todos son iguales. Todas las expresiones
de amor son máximas.
2. Los milagros—de por sí—no importan. Lo único que importa
es su Fuente, la Cual está más allá de toda posible evaluación.
3. Los milagros ocurren naturalmente como expresiones de amor. El
verdadero milagro es el amor que los inspira. En este sentido todo lo que
procede del amor es un milagro.
4. Los milagros significan vida, y Dios es el Dador de la Vida. Su Voz
te guiará muy concretamente. Se te dirá todo lo que necesites saber.
5. Los milagros son hábitos y deben ser involuntarios. No deben
controlarse conscientemente. Los milagros seleccionados conscientemente pueden
proceder de un asesoramiento desacertado.
6. Los milagros son naturales. Cuando no ocurren es que algo anda mal.
7. Todo el mundo tiene derecho a los milagros, pero antes es necesaria
una purificación.
8. Los milagros curan porque suplen una falta; los obran aquellos que
temporalmente tienen más para aquellos que temporalmente tienen menos.
9. Los milagros son una especie de intercambio. Como toda expresión de
amor, que en el auténtico sentido de la palabra es siempre milagrosa, dicho
intercambio invierte las leyes físicas. Brindan más amor tanto al que da como
al que recibe.
10. Cuando se obran milagros con vistas a hacer de ellos un espectáculo
para atraer creyentes, es que no se ha comprendido su propósito.
11. La oración es el vehículo de los milagros. Es el medio de
comunicación entre lo creado y el Creador. Por medio de la oración se recibe
amor y por medio de los milagros se expresa amor.
12. Los milagros son pensamientos. Los pensamientos pueden representar
el nivel inferior o corporal de experiencia; o el nivel superior o espiritual
de experiencia. Uno de ellos da lugar a lo físico, el otro crea lo espiritual.
13. Los milagros son a la vez comienzos y finales y, así, alteran el orden
temporal. Son siempre afirmaciones de renacimiento, que parecen ir hacia atrás,
pero que en realidad van hacia adelante. Cancelan el pasado en el presente y,
de este modo, liberan el futuro.
14. Los milagros dan fe de la verdad. Son convincentes porque proceden
de la convicción. Sin convicción degeneran en magia, que es insensata y, por lo
tanto, destructiva; o más bien, el uso no creativo de la mente.
15. Todos los días deberían consagrarse a los milagros. El propósito del
tiempo es capacitarte para que aprendas a usarlo de forma constructiva. El
tiempo es, por lo tanto, un recurso de enseñanza y un medio para alcanzar un
fin. El tiempo cesará cuando ya no sea útil para facilitar el aprendizaje.
16. Los milagros son recursos de enseñanza para demostrar que dar es tan
bienaventurado como recibir. Aumentan la fortaleza del que da y simultáneamente
le dan fortaleza al que recibe.
17. Los milagros transcienden el cuerpo. Son cambios súbitos al dominio
de lo invisible, más allá del nivel corporal. Por eso es por lo que curan.
18. El milagro es un servicio. Es el máximo servicio que le puedes
prestar a otro. Es una manera de amar al prójimo como a ti mismo, en la que
reconoces simultáneamente tu propia valía y la de él.
19. Los milagros hacen que las mentes sean una en Dios. Se basan
en la cooperación porque la Filiación es la suma de todo lo que Dios creó. Los
milagros reflejan, por lo tanto, las leyes de la eternidad, no las del tiempo.
20. Los milagros despiertan nuevamente la conciencia de que el Espíritu,
no el cuerpo, es el altar de la verdad. Este reconocimiento es lo que le
confiere al milagro su poder curativo.
21. Los milagros son expresiones naturales de perdón. Por medio de los
milagros aceptas el perdón de Dios al extendérselo a otros.
22. Los milagros se asocian con el miedo debido únicamente a la creencia
de que la obscuridad tiene la capacidad de ocultar. Crees que lo que no puedes
ver con los ojos del cuerpo no existe. Esta creencia te lleva a negar la visión
espiritual.
23. Los milagros reorganizan la percepción y colocan todos los niveles
en su debida perspectiva. Esto cura, ya que toda enfermedad es el resultado de
una confusión de niveles.
24. Los milagros te capacitan para curar a los enfermos y resucitar a
los muertos porque tanto la enfermedad como la muerte son invenciones
tuyas, y por lo tanto, las puedes abolir. Tú mismo eres un milagro,
capaz de crear a semejanza de tu Creador. Todo lo demás no es más que tu propia
pesadilla y no existe. Solo las creaciones de luz son reales.
25. Los milagros son parte de una cadena eslabonada de perdón que, una
vez completada, es la Expiación. La Expiación opera todo el tiempo y en todas
las dimensiones del tiempo.
26. Los milagros representan tu liberación del miedo. ”Expiar” significa
“des-hacer”. Des-hacer el miedo es un aspecto esencial del poder expiatorio de
los milagros.
27. Un milagro es una bendición universal de Dios a todos mis hermanos
por mediación mía. Perdonar es el privilegio de los perdonados.
28. Los milagros son un modo de liberarse del miedo. La revelación
produce un estado en el que el miedo ya ha sido abolido. Los milagros son, por
lo tanto, un medio, y la revelación, un fin.
29. Los milagros alaban a Dios a través de ti. Lo alaban al honrar a Sus
Creaciones, afirmando así la perfección de las mismas. Curan porque niegan la
identificación con el cuerpo y afirman la identificación con el Espíritu.
30. Dado que los milagros reconocen el Espíritu, ajustan los niveles de
percepción y los muestran en su debido lugar. Esto sitúa al Espíritu en el
centro, desde donde se puede comunicar directamente.
31. Los milagros deben inspirar gratitud, no reverencia. Debes dar
gracias a Dios por lo que realmente eres. Los Hijos de Dios son santos, y los
milagros honran su santidad, que ellos pueden ocultar, mas nunca perder.
32. Yo inspiro todos los milagros, que en realidad son intercesiones.
Interceden en favor de tu santidad y santifican tus percepciones. Al ubicarte
más allá de las leyes físicas te elevan a la esfera del orden celestial. En ese
orden tú eres perfecto.
33. Los milagros te honran porque eres digno de ser amado. Desvanecen
las ilusiones que albergas acerca de ti mismo y perciben la luz en ti. De esta
forma, al liberarte de tus pesadillas, expían tus errores. Al liberar
a tu mente de la prisión de tus ilusiones restauran la cordura en ti.
34. Los milagros le devuelven a la mente su llenura. Al expiar su
sensación de carencia establecen perfecta protección. La fortaleza del Espíritu
no da cabida a intromisiones.
35. Los milagros son expresiones de amor, pero puede que no siempre
tengan efectos observables.
36. Los milagros son ejemplos de un pensamiento recto, que armoniza tus
percepciones con la verdad tal como Dios la creó.
37. Un milagro es una corrección que yo introduzco en el pensamiento
falso. Actúa como un catalizador, disolviendo la percepción errónea y
reorganizándola debidamente. Esto te coloca bajo el principio de la Expiación,
donde la percepción sana. Hasta que esto no ocurra no podrás conocer el Orden
Divino.
38. El Espíritu Santo es el mecanismo de los milagros. Él reconoce las
Creaciones de Dios así como tus ilusiones. Separa lo verdadero de lo falso
mediante Su capacidad para percibir totalmente en vez de selectivamente.
39. El milagro elimina el error porque el Espíritu Santo lo identifica
como falso o irreal. Esto es lo mismo que decir que al percibirse la luz, la
obscuridad desaparece automáticamente.
40. El milagro reconoce que todo el mundo es tu hermano así como mi
hermano también. Es una manera de percibir la marca universal de Dios.
41. El contenido perceptual de los milagros es la plenitud. De ahí que
puedan corregir o redimir la errada percepción de carencia.
42. Uno de los mayores beneficios que se deriva de los milagros es su
poder para liberarte de tu falso sentido de aislamiento, privación y carencia.
43. Los milagros surgen de un estado mental milagroso o de un estado de
estar listo para ellos.
44. Los milagros son expresiones de una conciencia interna de Cristo y
de haber aceptado Su Expiación.
45. Un milagro nunca se pierde. Puede afectar a mucha gente que ni
siquiera conoces y producir cambios inimaginables en situaciones de las que ni
siquiera eres consciente.
46. El Espíritu Santo es el medio de comunicación más elevado. Los
milagros no entrañan ese tipo de comunicación, debido a que son medios de
comunicación temporales. Cuando retornes a la forma original de comunicación
con Dios por revelación directa, los milagros dejarán de ser necesarios.
47. El milagro es un recurso de aprendizaje que reduce la necesidad del
tiempo. Establece un intervalo temporal fuera de lo normal que no está sujeto a
las leyes usuales del tiempo. En ese sentido es intemporal.
48. El milagro es el único recurso que tienes a tu inmediata disposición
para controlar el tiempo. Solo la revelación lo transciende al no tener
absolutamente nada que ver con el tiempo.
49. El milagro no distingue entre diferentes grados de percepción
errónea. Es un recurso para sanar la percepción que es eficaz independientemente
del grado o dirección del error. En eso radica su verdadera imparcialidad.
50. El milagro compara lo que tú has hecho con la Creación, aceptando
como cierto lo que concuerda con Ella y rechazando como falso lo que no.
II. La revelación,
el tiempo y los milagros
1. La revelación produce una suspensión completa, aunque temporal, de la
duda y el miedo. Refleja la forma original de comunicación entre Dios y Sus
Creaciones, la cual entraña la sensación extremadamente personal de creación
que a veces se busca en las relaciones físicas. La proximidad física no puede
proporcionarla. Los milagros, en cambio, son genuinamente interpersonales y
conducen a un auténtico acercamiento a los demás. La revelación te une
directamente a Dios. Los milagros te unen directamente a tu hermano. Ni la
revelación ni los milagros emanan de la conciencia, aunque ambos se
experimentan en ella. La conciencia es el estado que induce a la acción, aunque
no la inspira. Eres libre de creer lo que quieras, y tus actos dan testimonio
de lo que crees.
2. La revelación es algo intensamente personal y no puede transmitirse
de forma que tenga sentido. De ahí que cualquier intento de describirla
con palabras sea inútil. La revelación induce solo a la experiencia. Los
milagros, por otra parte, inducen a la acción. Por ahora resultan más útiles
debido a su naturaleza interpersonal. En esta fase del aprendizaje, obrar
milagros es importante porque no se te puede forzar a que te liberes del miedo.
La revelación es literalmente inefable porque es una experiencia de amor
inefable.
3. La reverencia se debe reservar solo para la revelación, a la que se
puede aplicar perfecta y correctamente. No es una reacción apropiada hacia los
milagros porque un estado de reverencia es un estado de veneración, lo cual
implica que uno de rango inferior se encuentra ante su Creador. Tú eres una
creación perfecta y deberías sentir reverencia solamente en presencia del
Creador de la perfección. El milagro es, por lo tanto, un gesto de amor entre
iguales. Los que son iguales no deben sentir reverencia los unos por los otros,
pues la reverencia implica desigualdad. Por consiguiente, no es una reacción
apropiada hacia mí. Un hermano mayor merece respeto por su mayor experiencia y
obediencia por su mayor sabiduría. También merece ser amado por ser un hermano
y devoción si es devoto. Es tan solo mi devoción por ti lo que me hace
merecedor de la tuya. No hay nada con respecto a mí que tú no puedas alcanzar.
No tengo nada que no proceda de Dios. La diferencia entre nosotros por ahora
estriba en que yo no tengo nada más. Esto me coloca en un estado que en ti es
solo latente.
4. “Nadie viene al Padre sino por mí” no significa que yo esté en modo
alguno separado de ti o que sea diferente, excepto en el tiempo, y el tiempo no
existe realmente. La afirmación tiene más sentido desde el punto de vista de un
eje vertical que de uno horizontal. Tú estás debajo de mí y yo estoy debajo de
Dios. En el proceso de “ascensión” yo estoy más arriba porque sin mí la
distancia entre Dios y el hombre sería demasiado grande para que tú la pudieras
salvar. Yo salvo esa distancia por ser tu hermano mayor por un lado y, por el
otro, por ser un Hijo de Dios. La devoción que les profeso a mis hermanos es lo
que me ha puesto a cargo de la Filiación, que completo porque formo parte de
ella. Tal vez esto parezca contradecir la afirmación “Yo y el Padre somos uno”,
pero esa afirmación consta de dos partes en reconocimiento de la mayor grandeza
del Padre.
5. Las revelaciones son indirectamente inspiradas por mí debido a mi
proximidad al Espíritu Santo y a que me mantengo alerta para cuando mis
hermanos estén listos para recibir la revelación. De esta manera puedo obtener
para ellos más de lo que ellos podrían obtener por sí mismos. El Espíritu Santo
es el Mediador entre la comunicación superior y la inferior, y mantiene abierto
para la revelación el canal directo de Dios hacia ti. La revelación no es
recíproca. Procede de Dios hacia ti, pero no de ti hacia Dios.
6. El milagro reduce al mínimo la necesidad del tiempo. En el plano
longitudinal u horizontal el reconocimiento de la igualdad de los miembros de
la Filiación parece requerir un tiempo casi interminable. El milagro, no
obstante, entraña un cambio súbito de la percepción horizontal a la vertical. Esto
introduce un intervalo del cual tanto el que da como el que recibe emergen
mucho más adelantados en el tiempo de lo que habrían estado de otra manera. El
milagro, pues, tiene la propiedad única de abolir el tiempo en la medida en que
hace innecesario el intervalo de tiempo que abarca. No existe relación alguna
entre el tiempo que un milagro tarda en llevarse a cabo y el tiempo que abarca.
El milagro substituye a un aprendizaje que podría haber durado miles de años.
Lo hace en virtud del reconocimiento implícito de la perfecta igualdad que
existe entre el que da y el que recibe en la que se basa el milagro. El milagro
acorta el tiempo al producir su colapso, eliminando de esta manera ciertos
intervalos dentro del mismo. Hace esto, no obstante, dentro de la secuencia
temporal más amplia.
III. La Expiación y los Milagros
1. Yo estoy a cargo del proceso de Expiación, que emprendí para darle
comienzo. Cuando le ofreces un milagro a cualquiera de mis hermanos, te lo
ofreces a ti mismo y me lo ofreces a mí. La razón por la que te lo ofreces a ti
mismo primero es porque yo no necesito milagros para mi propia Expiación, pero
estoy detrás de ti por si fracasas temporalmente. Mi papel en la Expiación es
cancelar todos los errores que de otro modo tú no podrías corregir. Cuando se
te haya restituido la conciencia de tu estado original pasarás naturalmente a
formar parte de la Expiación. A medida que compartas conmigo mi renuencia a
aceptar error alguno en ti o en los demás, debes unirte a la gran cruzada para
corregirlos. Escucha mi voz, aprende a des-hacerlos y haz todo lo necesario por
corregirlos. Tienes el poder de obrar milagros. Yo proveeré las oportunidades
para obrarlos, pero tú debes estar listo y dispuesto. Te convencerás de tu
capacidad al obrarlos, ya que la convicción llega con el logro. La capacidad es
el potencial, lograrlos es su expresión, y la Expiación—la profesión natural de
los Hijos de Dios—es el propósito.
2. “El Cielo y la tierra pasarán” significa que no continuarán
existiendo como estados separados. Mi palabra, que es la resurrección y la
vida, no pasará porque la vida es eterna. Tú eres la obra de Dios y Su obra es
totalmente digna de amor y totalmente amorosa. Así es como el hombre debiera
pensar de sí mismo en su corazón, pues eso es lo que realmente es.
3. Los perdonados son el medio de la Expiación. Al estar infundidos por
el Espíritu perdonan a su vez. Aquellos que han sido liberados deben unirse
para liberar a sus hermanos, pues ése es el plan de la Expiación. Los milagros
son el medio a través del cual las mentes que sirven al Espíritu Santo se unen a
mí para la salvación o liberación de todas las Creaciones de Dios.
4. Yo soy el único que puede obrar milagros imparcialmente porque yo soy
la Expiación. Tú tienes un papel en la Expiación que yo te indicaré.
Pregúntame qué milagros debes llevar a cabo. Ello te ahorrará esfuerzos
innecesarios porque estarás actuando bajo comunicación directa. La
naturaleza impersonal del milagro es una característica esencial del mismo, ya
que me permite dirigir su aplicación, y bajo mi dirección los milagros conducen
a la experiencia altamente personal de la revelación. Un guía no controla, pero
sí dirige, dejando a tu discreción el que le sigas o no. “No nos dejes
caer en la tentación” significa: “Reconoce tus errores y elige abandonarlos
siguiendo mi dirección”.
5. El error no puede realmente amenazar a la verdad, la cual siempre
puede resistirlo. En realidad, solo el error es vulnerable. Eres
libre de establecer tu reino donde mejor te parezca, pero no puedes sino elegir
acertadamente si recuerdas esto: El Espíritu está eternamente en estado
de gracia. Tu realidad es únicamente Espíritu. Por lo tanto, estás
eternamente en estado de gracia. Desde este punto de vista, la Expiación
des-hace todos los errores, y de esta forma extirpa las raíces del temor. Cada vez
que experimentas las palabras tranquilizadoras de Dios como una amenaza, es
siempre porque estás defendiendo una lealtad mal ubicada o desacertada. Al
proyectar eso sobre otros los aprisionas, pero solo en la medida en que
refuerzas los errores que ellos ya han cometido. Eso los hace vulnerables a las
distorsiones de los demás, ya que la percepción que tienen de sí mismos está
distorsionada. El que obra milagros tan solo puede bendecirlos, lo cual
desvanece sus distorsiones y los libera de su prisión.
6. Respondes a lo que percibes, y tal como percibas así te comportarás.
La Regla de Oro te pide que te comportes con los demás como tú quisieras que
ellos se comportasen contigo. Esto significa que tanto la percepción que
tienes de ti como la que tienes de ellos debe ser fidedigna. La Regla de
Oro es la norma del comportamiento apropiado. Tú no puedes comportarte de
manera apropiada a menos que percibas correctamente. Dado que tú y tu
prójimo son miembros de una misma familia en la que gozan de igual rango, tal
como te percibas a ti mismo y tal como lo percibas a él, así te comportarás
contigo y con él. Debes mirar desde la percepción de tu propia santidad a la
santidad de los demás.
7. Los milagros se dan en la mente que está lista para ellos. Dicha
mente, al estar unida, se extiende a todos aun cuando el que obra milagros no
se dé cuenta. La naturaleza impersonal del milagro se debe a que la Expiación
en sí es una, lo cual une a todo lo creado con su Creador. Como expresión
de lo que verdaderamente eres, el milagro sitúa a la mente en un estado de
gracia. La mente, entonces, naturalmente da la bienvenida tanto al
Huésped interno como al desconocido externo. Al invitar adentro al desconocido,
éste se convierte en tu hermano.
8. El hecho de que el milagro pueda tener efectos en tus hermanos de los
que ni siquiera eres consciente no debe preocuparte. El milagro siempre te
bendecirá. Los milagros que no se te ha pedido que hagas no dejan de tener
valor. Siguen siendo expresiones de tu estado de gracia, pero dado mi absoluto
conocimiento del plan en su totalidad, yo debo controlar su ejecución. La
naturaleza impersonal de la mentalidad milagrosa asegura tu gracia, pero solo
yo estoy en posición de saber dónde pueden concederse.
9. Los milagros son selectivos únicamente en el sentido de que se
canalizan hacia aquellos que pueden usarlos en beneficio propio. Puesto que
esto hace que sea inevitable el que los extiendan a otros, se suelda una fuerte
cadena de Expiación. Esta selectividad, sin embargo, no toma en cuenta la
magnitud del milagro mismo, ya que el concepto de tamaño existe en un plano que
de por sí es irreal. Dado que el milagro tiene como objeto restablecer la
conciencia de la realidad, no sería eficaz si estuviera limitado por las leyes
que gobiernan el error que tiene como objeto corregir.
IV. Cómo escapar de la obscuridad
1. Escapar de la obscuridad comprende dos etapas: Primera, el
reconocimiento de que la obscuridad no puede ocultar nada. Este paso
generalmente da miedo. Segunda, el reconocimiento de que no hay nada que desees
ocultar aunque pudieras hacerlo. Este paso te libera del miedo. Cuando ya no
estés dispuesto a ocultar nada, no solo estarás dispuesto a entrar en comunión,
sino que entenderás también lo que es la dicha y la paz.
2. La obscuridad, de hecho, jamás podría ocultar a la santidad, pero tú
puedes engañarte a ti mismo al respecto. Este engaño te hace temer porque te
das cuenta en tu corazón de que es un engaño, y realizas enormes esfuerzos por
establecer su “realidad”. El milagro sitúa a la realidad en el lugar que le
corresponde. Y a la realidad le corresponde estar únicamente en el Espíritu, y
el milagro reconoce únicamente la verdad. De este modo desvanece las ilusiones
que albergas con respecto a ti mismo, y te pone en comunión contigo mismo y con
Dios. El milagro se une a la Expiación al poner a la mente al servicio del
Espíritu Santo. Así se establece la verdadera función de la mente y se corrigen
sus errores, que son simplemente carencias de amor. Tu mente puede estar
poseída por ilusiones, pero el Espíritu es eternamente libre. Si una mente
percibe sin amor, percibe tan solo un armazón vacío y no se da cuenta del
Espíritu que mora dentro. Pero la Expiación restituye el Espíritu al lugar que
le corresponde. La mente que sirve al Espíritu es invulnerable.
3. La obscuridad es falta de luz de la misma manera en que el pecado es
falta de amor. No tiene cualidades únicas propias. Es un ejemplo de la creencia
en la “escasez”, de la cual solo se pueden derivar errores. La verdad es
siempre abundante. Los que perciben y reconocen que lo tienen todo no tienen
necesidades de ninguna clase. El propósito de la Expiación es devolvértelo todo
o, más bien, devolverlo a tu conciencia. Se te dio todo cuando fuiste creado,
exactamente como se les dio a todos los demás.
4. El vacío que el miedo engendra tiene que ser substituido por el
perdón. Eso es lo que la Biblia quiere decir con “Ya no habrá muerte”, y por lo
que yo pude demostrar que la muerte no existe. Vine a dar cumplimiento a la Ley
al reinterpretarla. La Ley en sí, si se entiende correctamente, solo
ofrece protección. Son los que aún no han cambiado su manera de pensar quienes
han introducido en la Ley la idea de “las llamas del infierno”. Te aseguro que
daré testimonio a través de todo aquel que me lo permita y en la medida en que
me lo permita. Aquello de lo que das fe demuestra tus creencias y, de esta
manera, las refuerza. Aquellos que dan testimonio de mí están expresando, por
medio de los milagros que obran, que han dejado de creer en la carencia en
favor de la abundancia que han aprendido les pertenece.
V. Plenitud y Espíritu
1. El milagro es en gran medida como el cuerpo, en el sentido de que
ambos son recursos de aprendizaje para facilitar un estado en el que finalmente
se hacen innecesarios. Cuando se alcanza el estado original de comunicación
directa con el Espíritu, ni el cuerpo ni el milagro tienen objeto alguno. Pero
mientras creas que estás en un cuerpo puedes elegir entre canales de expresión
sin amor o canales de expresión milagrosos. Puedes fabricar un armazón vacío,
pero es imposible que no puedas expresar nada en absoluto. Puedes esperar,
demorarte, paralizarte o reducir tu creatividad a casi nada, pero no puedes
abolirla. Puedes destruir tu medio de comunicación, pero no tu potencial. Tú no
te creaste a ti mismo.
2. La decisión básica del que se ha decidido por el camino de los
milagros es no esperar en el tiempo más de lo necesario. El tiempo puede causar
deterioro y también puede desperdiciarse. El que obra milagros, por lo tanto,
acepta gustosamente el factor de control del tiempo. Reconoce que cada colapso
de tiempo nos acerca más a todos al punto en el que finalmente nos podemos
liberar de él y en el que el Hijo y el Padre son Uno. lgualdad no quiere decir
igualdad ahora. Cuando cada cual reconozca que lo tiene todo las aportaciones
individuales a la Filiación dejarán de ser necesarias.
3. Cuando la Expiación se haya completado todos los Hijos de Dios
compartirán todas las aptitudes. Dios es imparcial. Todos Sus Hijos disponen de
todo Su Amor, y Él da todos Sus dones libremente a todos por igual. ”Excepto
que os volváis como niños pequeños” significa que a menos que reconozcas
plenamente tu completa dependencia de Dios, no podrás conocer el poder real del
Hijo en su verdadera relación con el Padre. El que los Hijos de Dios sean
especiales no procede de una condición de exclusión, sino de una de inclusión.
Todos mis hermanos son especiales. Si creen estar privados de algo su
percepción se distorsiona. Cuando esto ocurre toda la familia de Dios—la
Filiación—sufre un deterioro en sus relaciones.
4. En última instancia, todo miembro de la familia de Dios tiene que
retornar. El milagro le exhorta a retornar porque lo bendice y lo honra, aun
cuando esté ausente en espíritu. ”De Dios no se hace burla” no es una amenaza,
sino una garantía. Dios habría sido burlado si alguna de Sus Creaciones
careciera de santidad. La Creación es plena, y la señal de la plenitud es la
santidad. Los milagros son afirmaciones de Filiación, que es un estado de
compleción y abundancia.
5. Todo lo que es verdadero es eterno y no puede cambiar ni ser
cambiado. El Espíritu es, por lo tanto, inalterable porque ya es perfecto, pero
la mente puede elegir a quién desea servir. El único límite en su elección es
que no puede servir a dos amos. La mente, si así lo elige, puede convertirse en
el medio a través del cual el Espíritu crea en conformidad con su propia
creación. De no elegir eso libremente, retiene su potencial creador, pero se
somete a un control tiránico en lugar de a uno Autoritativo. Como resultado de
ello aprisiona, pues tales son los dictados de los tiranos. Cambiar de
mentalidad significa poner tu mente a disposición de la verdadera
autoridad.
6. El milagro es señal de que la mente ha elegido dejarse guiar por mí
en el servicio a Cristo. La abundancia de Cristo es el resultado natural de
haber decidido seguirle. Hay que arrancar todas las raíces que están a flor de
tierra porque no son lo suficientemente profundas para sustentarte. La ilusión
de que las raíces superficiales pueden arraigarse más y así darte apoyo es una
de las distorsiones en las que se basa lo opuesto a la Regla de Oro. A medida
que se abandonan esos falsos puntales se experimenta temporalmente cierta
inestabilidad en el equilibrio. Sin embargo, no hay nada más inestable que una
orientación invertida, y nada que la mantenga invertida puede conducir a una
mayor estabilidad.
VI. La ilusión de necesidades
1. Tú que quieres la paz solo la puedes encontrar perdonando
completamente. Nadie aprende a menos que quiera aprender y crea que de alguna
manera lo necesita. Si bien en la Creación de Dios no hay carencia, en lo que
tú has fabricado es muy evidente. De hecho, ésa es la diferencia fundamental
entre lo uno y lo otro. La idea de carencia implica que crees que estarías mejor
en un estado que de alguna manera fuera diferente de aquel en el que ahora te
encuentras. Antes de la “separación”, que es lo que significa la “caída”, no se
carecía de nada. No había necesidades de ninguna clase. Las necesidades surgen
únicamente cuando tú te privas a ti mismo. Actúas de acuerdo con el orden
particular de necesidades que tú mismo estableces. Esto, a su vez, depende de
la percepción que tienes de lo que eres.
2. La única carencia que realmente necesitas corregir es tu sensación de estar separado de Dios. Esa sensación de separación jamás habría surgido si no hubieras distorsionado tu percepción de la verdad percibiéndote así a ti mismo como alguien necesitado. La idea de un orden de necesidades surgió porque, al haber cometido ese error fundamental, ya te habías fragmentado en niveles que comportan diferentes necesidades. A medida que te vas integrando te vuelves uno, y tus necesidades, por ende, se vuelven una. Cuando las necesidades se unifican suscitan una acción unificada porque ello elimina todo conflicto.
3. La idea de un orden de necesidades, que proviene del error original de que uno puede estar separado de Dios, requiere corrección en su propio nivel antes de que el error de percibir niveles pueda corregirse. No te puedes comportar con eficacia mientras operes en diferentes niveles. Sin embargo, mientras lo hagas, la corrección debe proceder verticalmente, desde abajo hacia arriba. Esto es así porque crees que vives en el espacio, donde conceptos como “arriba” y “abajo” tienen sentido. En última instancia, ni el espacio ni el tiempo tienen sentido alguno. Ambos son meramente creencias.
4. El verdadero propósito de este mundo es usarlo para corregir tu incredulidad. Nunca podrás controlar por tu cuenta los efectos del miedo porque hiciste el miedo y crees en lo que hiciste. En actitud, entonces, mas no en contenido, te pareces a tu Creador, Quien tiene perfecta fe en Sus Creaciones porque Él las creó. Creer en algo produce la aceptación de su existencia. Por eso puedes creer lo que nadie más piensa que es verdad. Para ti es verdad porque fue hecho por ti.
5. Todos los aspectos del miedo son falsos porque no existen en el nivel creativo y, por lo tanto, no existen en absoluto. En la medida en que estés dispuesto a someter tus creencias a esta prueba, en esa misma medida quedarán corregidas tus percepciones. En el proceso de separar lo falso de lo verdadero el milagro procede a lo largo de estas líneas:
El amor
perfecto expulsa el miedo.
Si hay
miedo,
es que no
hay amor perfecto.
Pero:
Solo el amor perfecto existe.
Si hay miedo,
éste produce un estado que no existe.
Solo el amor perfecto existe.
Si hay miedo,
éste produce un estado que no existe.
Cree esto y serás libre. Solo Dios puede establecer esta solución, y esta fe es Su don.
VII. Las distorsiones de los impulsos milagrosos
1. Tus percepciones distorsionadas producen una densa envoltura
alrededor de los impulsos milagrosos, dificultándoles el que lleguen a tu
conciencia. La confusión de los impulsos milagrosos con los impulsos físicos es
una de las distorsiones básicas de la percepción. Los impulsos físicos son
impulsos milagrosos mal canalizados. Todo placer real procede de hacer la
Voluntad de Dios. Esto es así porque no hacer Su Voluntad es una negación del
Ser. La negación del Ser da lugar a ilusiones, mientras que la corrección del
error nos libera del mismo. No te engañes a ti mismo creyendo que puedes
relacionarte en paz con Dios o con tus hermanos a través de algo externo.
2. Criatura de Dios, fuiste creado para crear lo bueno, lo hermoso y lo
santo. No te olvides de eso. El Amor de Dios, por un breve período de tiempo,
todavía tiene que expresarse de un cuerpo a otro, ya que la visión es aún muy
tenue. El mejor uso que puedes hacer del cuerpo es utilizarlo para que te ayude
a ampliar tu percepción, de forma que puedas alcanzar la verdadera visión de la
que el ojo físico es incapaz. Aprender a hacer esto es la única utilidad real
del cuerpo.
3. Las fantasías son una forma distorsionada de visión. Todas ellas, no
importa de qué clase sean, son distorsiones, ya que siempre tergiversan la
percepción hasta convertirla en algo irreal. Los actos que proceden de
distorsiones son, literalmente, las reacciones de aquellos que no saben lo que
hacen. Las fantasías son un intento de controlar la realidad de acuerdo con
necesidades falsas. Si deformas la realidad de cualquier forma que sea, estarás
percibiendo destructivamente. Las fantasías son un medio para hacer
asociaciones falsas y tratar de derivar placer de ellas. Mas si bien puedes
percibir asociaciones falsas, nunca podrás hacerlas reales excepto para ti.
Crees en lo que inventas. De igual modo, si ofreces milagros creerás en ellos
con igual intensidad. La fuerza de tu convicción sostendrá entonces la creencia
del que reciba el milagro. Las fantasías se vuelven totalmente innecesarias
cuando la naturaleza completamente satisfactoria de la realidad se vuelve
evidente tanto para el dador como para el receptor. La realidad se “pierde” por
usurpación, lo cual produce tiranía. Mientras quede un solo “esclavo” caminando
sobre la faz de la tierra tu liberación no será total. La única meta del que se
ha decidido por el camino de los milagros es restaurar completamente la
Filiación.
4. Éste es un curso de entrenamiento mental. Todo aprendizaje requiere
atención y estudio en algún nivel. Algunas de las secciones posteriores de este
curso se basan en tan gran medida en estas primeras secciones que es necesario
un estudio muy detallado de las mismas. También las vas a necesitar a modo de
preparación. Sin esta preparación lo que sigue podría infundirte demasiado
temor, imposibilitando así el que pudieses usarlo de manera constructiva. A
medida que estudies estas primeras secciones, no obstante, comenzarás a
percatarte de algunas de las connotaciones que más adelante se ampliarán.
5. Se necesitan sólidos cimientos debido a la confusión que hay entre el
miedo y la reverencia, a la que ya hice referencia anteriormente y en la cual
incurrimos con frecuencia. Dije que la reverencia no es apropiada en conexión
con los Hijos de Dios porque no deberías experimentar reverencia en presencia
de tus semejantes. No obstante, puse de relieve asimismo que la reverencia es
apropiada en presencia de tu Creador. He tenido mucho cuidado al clarificar mi
papel en la Expiación sin añadirle ni restarle importancia. Estoy tratando
también de hacer lo mismo con el tuyo. He subrayado que la reverencia no es una
reacción apropiada hacia mí debido a nuestra inherente igualdad. Algunos de los
pasos posteriores de este curso, no obstante, entrañan un acercamiento más directo
a Dios Mismo. No sería prudente iniciar esos pasos sin una preparación
cuidadosa, pues, de lo contrario, la reverencia se confundiría con el miedo y
la experiencia acabaría siendo más traumática que benéfica. La curación, en
última instancia, procede de Dios. Se te están explicando cuidadosamente los
medios. La revelación puede, de vez en cuando, revelarte cuál es el fin, pero
para alcanzarlo los medios son necesarios.
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